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PLUMAS

Sugerencias de uso y mantenimiento
por Daniel Salaverria

Elección de la pluma

Cada pluma fue diseñada para un uso específico, lo que no impide que podamos elegir un modelo en particular y adaptarlo a nuestra manera de trabajar. Esto sucede, en especial, en el dibujo artístico, disciplina en la que estos instrumentos se terminan convirtiendo en una verdadera extensión de la mano. Hay que tener en cuenta que cada persona toma el portaplumas de una manera y coloca la pluma en un ángulo particular respecto de la mesa de trabajo y, lo más importante, ejerce una determinada presión sobre el papel. Solamente estas características más generales hacen de cada individuo un caso único. Por tal motivo, la elección de las plumas, para caligrafía o para dibujo, termina siendo una cuestión personal al momento de seleccionar la forma, la flexibilidad, el tamaño o el fabricante. Es importante ensayar con diferentes modelos para asegurarnos que hemos escogido la pluma que nos resulte más cómoda para plasmar, de manera directa, aquello que queremos expresar.

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Tinta - Daniel Salaverria
Prepararlas para el uso

Como las plumas fueron manufacturadas en talleres metalúrgicos especializados, pueden tener en su superficie ciertas manchas oleosas imperceptibles. Si bien en el proceso de producción se cuidaba que no quedaran rastros de aceite, este objetivo no siempre era alcanzado, en especial en los establecimientos más pequeños en los que no existían procesos de lavado posteriores a la manufacturación ni sofisticados controles de calidad. Otro agente graso puede resultar de la manipulación que deja ciertos rastros en su superficie; esta condición puede repeler parcial o totalmente la tinta, en especial en aquellas en las que la tinta debe fluir mejor, como en las plumas para estilográficas. Para evitar esta dificultad, podemos limpiar la pluma con alcohol o algún otro solvente que no contenga componentes grasos; el aguarrás o el kerosene, por ejemplo, no son adecuados porque dejan una película ligeramente oleosa. Algunos calígrafos recomiendan lavarlas con pasta dentífrica o pasarlas sobre una llama; descartaría este último método, pues se corre el riesgo de destemplar el acero haciendo que la pluma pierda su elasticidad de origen.

Existen piezas que poseen cierta rugosidad en la punta, lo que permite una mayor adherencia de tinta sobre su superficie. Esta textura puede ser un gofrado o un pulido realizados en la última etapa de producción. En las plumas de alta calidad, como las producidas por Joseph Gillott, puede notarse este pulido que deja ver el metal plateado y que contrasta con el color oscuro del cuerpo dejado por el proceso de templado y revenido.

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Tinta - Daniel Salaverria
Mantenimiento

Las plumas están fabricadas en su mayoría a partir de láminas de acero. Si bien se han utilizado otros metales como el bronce, el cobre y distintas aleaciones con oro, todas resultan afectadas por el óxido si no se las mantiene secas o se las expone a ambientes húmedos; la corrosión es el principal motivo para que una pluma quede inutilizada. Otro factor a tener en cuenta para prolongar la vida útil de las plumas es evitar que se golpeen o se caigan, por ello es conveniente procurarse un apoyaplumas.

Limpieza

La pluma no es un elemento complejo, por lo cual su limpieza no resulta una tarea sofisticada, solo tenemos que procurar algunos cuidados al terminar de utilizarla. Secarla bien con un paño absorbente o un papel tisú y, en el caso de que hayan quedado residuos de tinta de usos anteriores, se la puede lavar con agua, pero teniendo cuidado de secarla bien antes de guardarla. Una vez retirada del portaplumas, el lugar de almacenamiento debe ser seco. Una pequeña caja de catón pude ser adecuada para tal fin. Si se decide dejarla inserta en el portaplumas, lo mejor es colocarla en un portalápices con la pluma hacia arriba.